sábado, 8 de septiembre de 2012

Kenny Green: La bestia sigue atrapada en Qatar

En Qatar, esperando juicio.


La historia de Kenny Green hay que empezarla por el final. Hace mucho tiempo que no se decía nada sobre él, por lo que vaya por delante esto que me contó hace unos días: uno de los mejores americanos que ha pasado por la Liga ACB sigue en Qatar, con el pasaporte confiscado porque se le reclama una deuda de 200.000 dólares.

Muchos lo recordaréis perfectamente. Fue una de las noticias más impactantes en el mundillo baloncestístico de últimos años: David González desvelaba en diciembre del 2008 en El Correo que Green, tras su retirada y mientras entrenaba a un equipo en el país del Golfo Pérsico, había pedido un crédito a un banco de allí para intentar salvar a su madre de un cáncer en Suiza. La madre murió, a él le echaron del equipo y no pudo ir afrontando los pagos, no permitiéndole salir del país hasta que no lo hiciese. Los detalles que contaba de su vida allí (malvivir en la calle sin poder trabajar, etc.) están perfectamente reflejados en la información, cuya lectura os recomiendo encarecidamente.

Hubo cierto movimiento para ayudarle y se llegó a decir que, por ejemplo, jugadores como su excompañero en el Tau Jorge Garbajosa le había mandado 3.000 euros. Manel Comas, que fue quien le trajo a España en el Cáceres en 1992 y luego también le entrenó en Vitoria, también se movilizó para intentar sacarle de la complicada situación. En mi periódico me hice eco de una carta desesperada que envió el exjugador unos meses después. En ella se daba hasta un número de Western Union para recibir aportaciones.

Imagino que lo más duro de todos estos años habrá sido ver crecer a sus hijos a través de las fotos de Facebook.

El asunto generó un crudo debate: ¿cómo puede estar en esa situación un profesional que ganó, aparentemente, mucho dinero en su carrera? ¿hay alguna obligación por parte de alguien de echarle un cable a una persona que ha tomado pésimas decisiones, aunque sea por motivos tan tremendos como la enfermedad de una madre? ¿no es lógico que tenga que devolver un dinero que ha pedido y que se lo reclamen?

Nada parece haber cambiado en estos casi cuatro años. Green sigue en Qatar y de vez en cuando, no sé cómo ni desde dónde, se asoma a su correo, al que le escribí hace unos días preguntándole por cómo le iba. "Aquí continúo, luchando por marcharme del país", responde. "He conseguido no ir a la cárcel y ahora estoy a la espera de juicio, a ver qué pasa", añade, sin extenderse más.

Mucha pinta de estar pasándolo bien no tiene, como me cuenta en un segundo correo, también bastante breve. "El día a día es duro. Hago lo que puedo para conseguir un sitio para dormir y algo para comer. Ellos no me permiten trabajar para conseguir dinero , lo que es el mayor problema que tengo, pero tengo la esperanza de que se solucione pronto. Gracias por seguir en contacto conmigo y un saludo a los aficionados de España".

Una fiera.
Kenny fue uno de los jugadores más espectaculares que hayan pasado por la ACB en estos casi 30 años desde su fundación. Tenía un físico absolutamente espectacular, todo fibra y músculo. Y un salto vertical impresionante, que le permitía colgarse del aro con enorme facilidad. Con el tiempo le fue añadiendo un tirito de 3-4 metros que le hacía imparable. Excelso reboteador y taponeador y muy competitivo. Su único problema eran los problemas en una rodilla que realmente le atormentaban.

Fue, ya lo dije antes, un descubrimiento de Manel Comas. No entró en el 'draft' ni jugó un minuto en la NBA y pasaba inadvertido en el Dijon cuando el 'Sheriff' le reclamó para sustituir a César Portillo en Cáceres. Del venezolano os hablé hace poco, por cierto, y coincide en que también tuvo problemas con la justicia. Llegó claramente fuera de forma, pero luego fue clave para la salvación del equipo formando dúo con otro ilustre Kenny, 'Sky' Walker. Muchos no olvidarán cómo jugó el quinto partido del playoff de permanencia ante el Lliria absolutamente cojeando.

Celebrando la Copa del Rey con Ramón Rivas.
Después, se hinchó a comer carne humana bajo los tableros con el CAI Zaragoza (93-94) y el Tau (94-97), donde aderezó el currículum con títulos (una antigua Recopa y una Copa del Rey) y buenos contratos. Tras un paso por Turquía, sus problemas de rodilla empezaron a ser graves en Granada, donde ejerció de temporero en el 98. Después pasó al Breogán, donde tuvo una ligera mejoría y lideró el ascenso de 1999. Su último equipo en España fue el Drac Inca (2001-02).

17,5 puntos, 9,6 rebotes y 2,4 tapones en 136 partidos ACB. Numerazos que se explican por sí mismos. Pero a él solo le importa ahora mismo un número: 200.000. Dólares, claro.

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