En Alemania. |
Sucedió el 10 de enero de 1993. El Ferrys Lliria ganaba con facilidad al Cáceres y Andreu Casadevall decidió dar la alternativa a un chico alicantino muy joven que se caracterizaba por, cuentan, tener muelles en los pies, un 2-3 de 1,94. Fueron 57 segundos, ya digo.
Ya sabéis, Facebook es un gran amigo de este blog. "Pues me acuerdo perfectamente y eso que tenía 17 añitos... Por supuesto no me esperaba jugar, pero el partido fue muy bien y a falta de un minuto salí. Me llegó un balón pero no fui capaz de jugármela, estaba muy nervioso...", me escribe, añadiendo una curiosa anécdota: "la ACB le puso una multa al club porque todos los jugadores iban con zapatillas blancas y yo usaba entonces negras, pero como nadie pensaba que íbamos a ganar de tanto...".
Ahora. |
La sentencia Bosman le permitió vivir nuevas experiencias. Jugó tres años en la Segunda división alemana, sobre todo en el TSV Nordlingen. En el 2003 regresó a España, jugando entre Primera y EBA con el equipo de Torrevieja.
Por esas vueltas que da la vida (también fue director de una oficina de Deutsche Bank en Torrevieja) ahora vive en Budapest y tiene una empresa de asesoramiento de inversiones inmobiliarias. Pero aquella época de compartir vestuario con gente como Jordi Soler, Dan Bingenheimer u otro jovencito llamado Nacho Rodilla sigue ahí. "Fue una época muy bonita que me ha enseñado mucho en la vida", finaliza.
No recuerdo a Baydal pero sí las incendiarias declaraciones de Manel Comas tras ese partido
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