sábado, 2 de febrero de 2013

Nos vemos en espacioligaendesa.com

Acaba aquí y ahora RetroACB como tal, pero no muere. En absoluto. Más bien coge fuerza en otro espacio más profesionalizado y con mayor foco como es espacioligaendesa.com , donde pasa a estar enclavado como uno de sus principales contenidos. El éxito de RetroACB desde que se inauguró el pasado mes de junio ha propiciado la mudanza, pero el espíritu os aseguro que seguirá inalterable.

La idea inicial era sacar cada día, sin excepción, la historia de un jugador que haya pasado por la liga española desde 1983, cuando la gestión pasó a ser de los clubs, sin discriminar a los que hayan estado en pista ni tan siquiera un segundo de las grandes estrellas. Así seguirá siendo. Todos han sido y somos (y ahora extiendo el círculo a los aficionados) importantes para construir el basket que tenemos ahora. Y ningún personaje vale que más que otro.

Ha sido un placer encontrarnos aquí durante estos meses y quisiera agradeceros uno por uno a quienes habéis hecho que este espacio se haga hueco diferenciado en un Internet con tantísima información disponible. Nos vemos en la siguiente ventana.espacioligaendesa.com

Jorge Racca: El brillo de una apuesta argentina


Espectacular entrada a canasta
con el Gran Canaria (Efe).
La ‘sentencia Bosman’ empezó a aplicarse en la Liga ACB en 1996, pero tímidamente. Entonces, los clubs eran bastante reticentes a mirar a Europa o a jugadores que, no siendo comunitarios de nacimiento, sí tuviesen el pasaporte. Uno de esos ‘pioneros’ que sí apostaron –y acertaron- fue el Gran Canaria, que en 1998 se hizo con un enorme tirador: Jorge Racca, un argentino cuyos ancestros italianos le permitían no ocupar plaza de extranjero. Los altibajos de su carrera no deben ocultar su buena aportación al baloncesto nacional. Cumplía bien el tópico de argentino competitivo al máximo.


Quizás sea algo injusto catalogar a Racca de simple tirador, porque realmente estaba capacitado para anotar de más maneras. Era rápido y fino, muy valiente en las penetraciones. El Gran Canaria ya digo que fue el que muy correctamente apostó por él, que seguro que se habrá arrepentido mil veces de no haber nacido tres o cuatro años más tarde: por muy poco pertenece a la generación inmediatamente anterior a la ‘dorada’ de su país Se asomó por la selección y llegó a obtener algún título (el oro en los Panamericanos del 95, participando además en Atlanta-96), pero no estuvo en los grandes éxitos posteriores de los Ginobili, Oberto y compañía.
Con el Breogán.

Las dos temporadas en Las Palmas fueron brillantes, y ascendentes en su rendimiento: 12,6 puntos la primera y 16,6 la segunda. “El recuerdo que tengo es el mejor, fui recibido de la mejor manera posible en Gran Canaria, una gente espléndida. Tuvieron mucha paciencia conmigo hasta mi adaptación, cosa que siempre estaré agradecido. Conseguimos objetivos que después de de muchos años siguen siendo los mismos y muy importantes para un club que está consolidado en la ACB”.

Luego, tras un paso fugaz por Grecia, tuvo más experiencias españolas. Su segundo equipo ACB fue el Breogán, con un importante salto de nuevo entre su primera temporada, la 2002-03 (7,7 puntos) y la siguiente (16,4). Sus últimas canastas españolas fueron en la 2004-05 en Tenerife (11,4). “Tuve interrupciones por cuestiones personales que al final perjudicaron mi ritmo de juego y entrenamiento. En línea general fue una experiencia sumamente positiva y enriquecedora el salto a Europa. España me ha hecho sentir como en casa”, analiza.

Imagen reciente.
Y tanto. “Me dedico al negocio de hostelería y actividades agrícolas en mi país y cada tanto viajo a España a visitar a mi familia y trabajar en ese sector. Me gusta Coruña y Galicia en general y me gustaría pasar una temporada viviendo en Gran Canaria en el futuro”, cuenta. Está alejado por el momento del baloncesto, aunque seguro que no se le ha olvidado tirar. Según dice, hace natación a menudo.

Promediar 12,9 puntos en la ACB en una época en la ya nadie jugaba los 40 minutos (él promedió 28) está muy bien, sobre todo con un 43% en triples.



viernes, 1 de febrero de 2013

César Rioja: Del partido de Lliria a la universidad americana

Con el 5, al lado de Nacho Azofra. (Gigantes).

César Rioja llegó a ser internacional junior, pero solamente jugó un partido en la ACB. Su carrera profesional, lanzada desde la cantera del Estudiantes, le permitió conocer el norte (Gijón) y el sur (Motril) de España, pero no se extendió demasiado. Este alero de 2,00 metros tiene ahora un empleo que es, como mínimo, curioso: es director de Deportes de la Saint Louis University… en Madrid. Se trata de una universidad americana  de inspiración jesuita que tiene un campus en la capital de España y que permite estudiar distintas carreras en un ambiente internacional. Según me cuenta Rioja, que se licenció en Educación Física por la Complutense, este curso hay representadas 63 nacionalidades. “Estoy muy contento. Me encanta poder trabajar cada día en un ambiente tan buen y tan internacional que te ayuda a conocer otras culturas. Esto es muy enriquecedor personalmente”, señala. Aquí podéis ver su perfil en la web de la universidad.

El momento más especial de su carrera ocurrió el 8 de febrero de 1992. Miguel Ángel Martín le dio cancha en un partido en Lliria que estaba claramente ganado. Fueron un minuto y 28 segundos que no tendrían prolongación en Liga, aunque sí en Europa, donde dispuso de algún partido más. No llegó a anotar. “Es un recuerdo genial, pasó muy rápido, pero era un sueño, estaba en la cancha en partido oficial con Nacho Azofra, Alberto Herreros, John Pinone y Juan Antonio Orenga”, afirma.

Ahora.
A veces nunca se sabe por qué unos triunfan y otros no, unos se asientan en unas categorías y otros tienen que buscarse la vida más abajo. Se asegura que Rioja no era mal jugador y que, con su altura y movilidad, hubiese podido hacerse un hueco más tiempo en la élite. “Es complicado definirse a uno mismo, pero me considero un jugador de equipo, bueno en defensa y en ataque, muy trabajador”, remarca.

“Los recuerdos que tengo de mi época en Estudiantes son todos muy buenos, entrenamientos, viajes, partidos, etc... El grupo humano que teníamos era genial y yo al ser el más joven me trataban muy bien. Poder compartir esos años en la cancha y fuera de ella con gente que para mí eran mis ídolos. Yo iba siempre a verlos al Magariños y al Palacio de los Deportes y ahora estaba con ellos en la cancha, no podía pedir más era un sueño para un jugador de 17 años”, recalca.


jueves, 31 de enero de 2013

Pete Ezugwu: Saliéndose del discurso

Con el Breogán, machacando la canasta del Joventut (Efe).

Nkechinyelu Peter Ezugwu jugó una temporada y pico en la ACB: primero acabó la 2000-01 (que había iniciado en Melilla en LEB) en el Joventut y después, la siguiente, la pasó entera en el Breogán. No fue un jugador de grandes números en nuestra liga (6,5 puntos y 3,4 rebotes en 16 minutos), aunque sí un reserva valioso y que no ocupaba plaza de extranjero al tener pasaporte británico. No le recuerdo con los 2,04 que cuentan las páginas oficiales, sino más bien un dos metros pelaos que se hacía fuerte en el rebote gracias a su corpulencia.

Cuando he contactado con Pete Ezugwu me he encontrado con una sorpresa: se ve que es una persona con inquietudes que no idealiza su periodo como deportista. Más bien todo lo contrario. Sí es tópico dice que tiene un “gran recuerdo de España, con gran baloncesto, rica cultura y maravillosa comida” y que “los aficionados eran muy apasionados y realmente veían el baloncesto como un espejo para sus ciudades, dándoles un lugar donde poder expresarse y sentir orgullo por ellas”.

En la actualidad.
Lo elaborado de esa última frase es solo el preludio de una declaración muy chocante que realmente se sale fuera del discurso habitual. Y que contiene buenas dosis de idealismo. Se retiró hace dos años y, aunque dice que “amaba el baloncesto”, “nunca fui un jugador de baloncesto”. “Lo que quiero decir es que siempre tuve sueños más grandes, cambiar vidas, influir en la sociedad y proponer mejoras. Ahora soy el presidente y fundador de una empresa llamada Future Stars Internacional y también presido su fundación de caridad que intenta ayudar a miles de niños en Phoenix (Arizona) y expandirse por el mundo”, escribe.

El objetivo de la fundación es “mediante el deporte y programas educacionales, potenciar a todos los niños de nuestras comunidades a luchar contra el acoso escolar, la violencia y el abuso, integrando niños autistas y discapacitados con los demás para crear una dinámica de aceptación progresiva, tolerancia y crecimiento”.

“Trabajamos con muchos grupos locales y hemos tenido bajo nuestro cargo a 10.000 niños en los últimos dos años desde que empecé con la empresa y la fundación”, explica. Los fondos son propios y también gubernamentales, además de donaciones privadas.  Puede mirarse más a fondo qué hacen en la empresa (www.fsiellc.com) y en la fundación (www.fsgf.org).

Según Pete, “aunque el baloncesto me dio mucho, como profesional sentí que es un mundo horrible. Agentes, directivos y a veces jugadores crean un envoltorio de superficialidad y falsos objetivos que llevan a pensar que no es un mundo real. Venir de una familia en el que mi padre y mi madre eran doctores me hizo ser reservado ante la posibilidad de ser jugador profesional. Mirando atrás, conocí a buena gente, pero no hice nada por la humanidad. Ayudé a muy poca gente. Los baloncestistas profesionales rara vez tienen motivaciones generosas. Mi vida empezó de nuevo hace dos años, cuando me retiré y empecé a construir esta increíble organización. Quizás opte a la política en la ciudad en la que vivo para ayudar a la comunidad más todavía”, apunta.

El director europeo para los campus que organiza es Gabrielle Grazzini.

miércoles, 30 de enero de 2013

Manuel Sánchez: La ‘manoletina’ ante Carlos Jiménez

Ahí la tenéis: la 'manoletina' ante Carlos Jiménez. La foto la hicieron unos amigos desde la grada.
Lo he pasado fenomenal leyendo los mensajes que me ha mandado estos días Manuel Sánchez. No, no me refiero a Manel Sánchez, el mítico jugador del Breogán, sino a un pívot asturiano que jugó cuatro partidos en ACB en dos temporadas distintas (2000-01 y 2001-02) con el Gijón. Todavía sigue en activo, en EBA, con el Chantada.

Decía que he disfrutado mucho porque en lo que me cuenta hay una espontaneidad y un entusiasmo enorme por el baloncesto. Os dejo con él directamente. Vais a pasar un buen rato.

“Jugaba con el Grupo Covadonga de Liga EBA y doblaba entrenos con el Gijón echando una mano. La verdad que para mí era muy especial compartir vestuario con gente como Tomi Jofresa, Cargol...  gente que antes veía por la televisión, en la selección, y muchos otros como Javi Rodríguez, Oscar Yebra, Pancho Jasen y Lou Roe, que se convertirían en nombres de referencia en la ACB.

Imagen actual de Manuel Sánchez, jugador del Chantada (EBA).
Me acuerdo del primer partido que jugué. Fue contra el TAU y viajé por problemas de lesiones. Salí en el segundo cuarto emparejándome con Oberto. La verdad que estaba muy nervioso, pero encantado por poder debutar y además poder hacerlo contra ese equipo y contra ese rival. Esa temporada 2000-2001 no jugué más partidos.

Al año siguiente salí en tres más. Los dos últimos, intranscendentes (todo resuelto y para premiar el trabajo durante el año), pero el primero fue en Vistalegre y contra el Estudiantes. Me acuerdo que, como el año anterior, había habido problema de lesionados esa semana y también por problemas de faltas me tocó salir al final del segundo cuarto. Salí y cuando faltaban siete segundos para el descanso recibí en el poste, me defendía Carlos Jiménez, y solo se me ocurrió a mí jugar un uno contra uno que terminé metiendo. Cuando lo metí parecía que hubiera marcado un gol, ja ja.  En el tunel me crucé con Felipe Reyes, que lo conocía de jugar contra él en categorías inferiores, y me dijo que menuda ‘manoletina’ que había metido. Si la hubiera fallado no hubiera gustado ver la cara de Javi Rodríguez, que me estaba pidiendo el balón fuera.

De esa época me quedo con los compañeros y toda la gente que conocí. Además, Gijón es una ciudad que me encanta. Me gustaría agradecer a los entrenadores Moncho López y Moncho Fernández la confianza que depositaron en mí y que hicieran posible que yo jugara esos partidos.

En Chantada llevo ya siete temporadas. El trato de compañeros, directivos y amigos que tengo aquí hace que me sienta como en casa. Mi novia es de aquí. Aparte de jugar, trabajo en las escuelas deportivas municipales llevando todo el baloncesto. También estoy terminando un grado en Administración y Dirección de Empresa y tengo un ciclo de grado superior en Administración y Finanzas.

¿Cómo soy como jugador? Cuando llegué a Gijón era un ‘5’ puro, no reboteaba mal y no tenía un mal gancho con la derecha, sobre todo con reverso hacia el centro o línea de fondo. Con el paso de los años la gente gana peso, pero a mí me pasó al contrario. Tuve unos problemas grandísimos durante la 2005-06 con los tendones de Aquiles que me hicieron pensar en dejar el basket. Me recomendaron perder peso y en 2 años pase de 117 kilos a mas o menos a los 102 de ahora, por lo que desde que estoy en Chantada juego de ‘4’ y me considero que tengo muy buena mano a 4-5 metros. He perdido algo de capacidad reboteadora, pero soy bastante más móvil que antes. Me he considerado un currante siempre, no un súper jugador que necesita tirarse 15 tiros por partido. Soy un tío que sabe cuáles son sus limitaciones y me dedico a hacer lo que sé hacer bien”.

Grande el tío, ¿no?

lunes, 28 de enero de 2013

Valentín Baeza: Dureza bajo aros, sensibilidad fuera


Ya sabéis lo que nos gusta sacar aquí a jugadores vinculados con Galicia. Hoy le toca el turno a Valentín Baeza, un pívot pontevedrés pequeño (2,00) y fuerte que no se movió en toda su carrera profesional de aquellas tierras. Su poso en ACB fueron tres años en el OAR Ferrol y uno en el Breogán, donde también estuvo en LEB. Pero su trayectoria es un compendio de equipos de la zona: en la antigua Primera B había pasado por Celta de Vigo y Obradoiro y posteriormente, en EBA, jugaría en su Pontevedra natal. La sorpresa que me he llevado al contactar con él es que también tiene sangre extremeña: su madre es de Albalá (antes "Albalá del Caudillo", por cierto), un pequeño pueblo en la zona este de la provincia de Cáceres.

Mi 'medio paisano' totaliza 90 partidos en ACB con 2,5 puntos y 2 rebotes de media en 11 minutos, clásico relevo de gente como Anicet Lavodrama. Quizás las lesiones no le dejaron desarrollar más su juego y llegó a pasarse alguna temporada completamente en blanco. "No me resulta fácil ponerme a recordar sobre aquella bonita etapa de mi vida que, sin haber llegado a ser un jugador importante, me dio mucho a nivel personal de formación y amistades", cuenta en un precioso mensaje que me ha enviado.

Card de la temporada 94-95.
"Con el paso del tiempo, las secuelas de mis lesiones... todo aquello ha quedado en un recuerdo con el que todavía sueño por las noches. Me veo jugando en una pista de basket, a veces con mis compañeros de antaño, a veces con mis hijas, e incluso realizo impresionantes mates, pero ha quedado en eso, un sueño", añade. Esto coincide con que su hija pequeña, de diez años, ha empezado a jugar, "Vuelvo a ilusionarme, la llevo al pabellón a entrenar y me siento en la grada a verla y sobre todo a escuchar el sonido de los botes del balón y el eco en el pabellón, me relaja y hace sentir bien. En fin, un nostálgico".


La niña se llama Nerea. Tiene otra de 15 años, Miriam. "Gracias a Dios todos estamos bien, aunque en lo laboral las cosas no van como quisiera. Estudié mientras jugaba la carrera de empresariales. Dejé de jugar cuando tenía 29-30 años porque las lesiones que tuve de rodilla y espalda hicieron que ir a entrenar cada día se convirtiera en un suplicio físico. Bien es cierto que es a esa edad cuando realmente (o por lo menos así a mí me ocurrió) empiezas a disfrutar del basket, a valorar aspectos del juego a los que cuando eres joven, por esto del egoísmo individual estadístico, bla, bla, bla, no le das la importancia que realmente tienen, tratas de hacérselo ver y saber a los jóvenes compañeros que están empezando y prefieres darles un buen pase o hacerles un buen bloqueo para que ellos cojan confianza, entren en juego y se beneficie el equipo", escribe.
Imagen actual, bromeando.

Tras el basket empezó a trabajar de contable en una empresa del ramo de la construcción que quebró en el 2009 cuando estalló la crisis. "Desde entonces voy dando tumbos. Invertí en un negocio de hostelería donde dejé mis ahorros y finalmente tuve que traspasar a principios del 2012. Sin un trabajo decente, algo de aquí, algo de allá, tratando de sobrevivir con ayuda un poco de todos y mucho de nadie. Ahora llevo un nuevo proyecto que espero y deseo ser capaz de sacar adelante en el 2013", remarca.

Espero que tengas mucha suerte, Valentín. Es uno de los contactos que he tenido estos meses que más me ha impactado.

domingo, 27 de enero de 2013

Joe Meriweather: Un '5' veterano que no fue suficiente


En acción con el Joventut. 
Joe Meriweather fue uno de aquellos intentos del Joventut a finales de los 80 por encontrar un pívot dominante que acompañase con solvencia a Reggie Johnson y le permitiese subir al siguiente escalón y luchar por la Liga ACB. Meriweather no respondió a las expectativas, como varios de sus antecesores, pero lo que se acabó demostrando con el tiempo es que el problema no era él, sino la propia estructura en sí. La Penya no consiguió el título hasta que poco después trajo a Ferrán Martínez y le juntó con Corny Thompson ahí debajo, lo que le permitió fichar a un americano exterior como Harold Pressley.

Joe tenía un corpachón enorme y currículum indiscutible, así es que el tiro no estaba mal pegado. Había logrado el bronce en el Mundial de Puerto Rico de 1974 y obtenido el 11 del draft del año siguiente, cimentando una carrera de diez temporadas en la NBA con Houston, Atlanta, New Orleans Jazz, Knicks y sobre todo Kansas City, donde permaneció todo un lustro. Casi siempre como pívot reserva, pero casi siempre también superando los 20 minutos por partido. 8,1 puntos y 5,6 rebotes en 670 encuentros, no está nada mal.

En 1986 inició su bienio europeo antes de retirarse, primero en el Granarollo de Bolonia y después, en la 87-88, en el Joventut. Tenía ya 32 años y si bien sus números no fueron malos (15,7 puntos y 8,6 rebotes), fue bastante criticado y el equipo no obtuvo ningún título de los que aspiraba. Parecía demasiado lento para el juego ofensivo que imponía gente como Jordi Villacampa o los Jofresa.

NBA. Muy 70's.
La verdinegra fue la última camiseta que vistió. Regresó a su país, donde sobre todo ha estado metido en el mundo del basket femenino, primero como entrenador y general manager de las Kansas City Mustangs (equipo de una de las fracasadas ligas profesionales antes de la WNBA) y después como técnico de la universidad de Park. Ahora es presidente ejecutivo de la 3C’s Fatherhood Education Partnership, que parece ser una organización no gubernamental para ayudar a las familias en la educación de los niños. A ver qué nos dice brevemente:
Ahora.

"Me encantó jugar en España y con el Joventut. recuerdo que la ciudad tenía un cálido ambiente para desarrollar el baloncesto. La gente era muy amigable incluso aunque yo no hablaba muy bien el idioma. Ir al mercado era algo muy especial y la mayoría de las veces conseguía encontrar lo que quería. Mi hijo Jon estaba aprendiendo a andar y llevarle a los parques siempre era divertido. Ahora tiene 26 años. Sería bonito volver para una reunión y quizás hacer un campus para niños".


sábado, 26 de enero de 2013

Álvaro Palacios: El tirador que antepuso los estudios



Foto oficial 2002-03.
A Álvaro Palacios lo vi jugar en el Plasencia. Era un buen tirador, escolta de 1,95. Nacido en Salamanca y criado en la cantera del Fuenlabrada, llegó a jugar con los madrileños en la máxima categoría en dos temporadas distintas, un partido en la 2001-02 y 16 más en la 2002-03.

Le agradezco mucho que haya accedido a narrar sus recuerdos en primera persona cuando se lo he pedido.

"El primer día que subí al equipo tenía 18 años, hice la pretemporada con el equipo ACB y nada más entrar al vestuario estaba allí José Manuel Calderón... casi nada. Ese año fue el de mi debut con el primer equipo contra el Barcelona, en casa. Estaba muy nervioso cuando Óscar quintana me dijo que cambiara, pero nada más salir metí una canasta y ya me tranquilicé bastante".

"En los entrenamientos me tocaba defender a Velimir Perasovic. Intentaba aprender todo lo posible de gente que eran superestrellas de la liga. Ese año estuve alternando el primer equipo con el de Liga EBA. Al año siguiente me hicieron ya la ficha en el primer equipo gracias al buen trabajo en el equipo EBA y en las ligas de verano ACB".
Regreso a las pistas en Móstoles.

"Fue un año impresionante. Éramos cuatro aleros. Los dos titulares eran Walter Herrmann, que fue MVP de la liga, y Francesc Solana, que hizo una gran temporada, por lo que los minutos estaban carísimos. Todo era como un sueño: para un chico de la cantera de 19 años estar jugando copa ULEB y ACB era impresionante y disfruté cada uno de los partidos de aquel año".

"Después de jugar en varios equipos de las Ligas LEB (además de Plasencia, pasó por Canarias, Illescas y Guadalajara) me retiré muy joven para sacarme la carrera de Magisterio. La acabé y actualmente trabajo de comercial, mientras espero a opositar para una plaza de profesor en un colegio público".

"Después de 5 años retirado, este año volví a las canchas para matar el gusanillo en el Móstoles de Primera Nacional y la verdad que me estoy encontrando muy bien y disfrutando del baloncesto a otro nivel".

viernes, 25 de enero de 2013

Gerrod Abram: 12 partidos en Girona del pionero en Zagreb


No he encontrado
foto suya en Girona,
aunque sí la noticia de su
llegada en Gigantes.
No es que dejase una huella tremenda, pero aquí tuvimos también a Gerrod Abram. La mayor curiosidad en la historia de este base negro, pequeño (1,81) y explosivo es que fue, en su momento, el primer americano en la historia de la Cibona de Zagreb. Eso ocurrió en la temporada 94-95. En la siguiente (95-96), sustituyó a Larry Robinson en el Valvi Girona y disputó los últimos 12 partidos de la campaña. El equipo necesitaba un punto más de dirección y anotación exterior: Robinson era más bien un alero, mientras que Abram, aunque mirando mucho al aro, era un '1' claro.

A su carrera, desde luego, no le faltaron episodios polémicos. Cuando estudiaba en el Boston College fue arrestado por utilizar una tarjeta de crédito falsa. Y su campaña en la Cibona no la pudo terminar porque dio positivo por efedrina, lo que indirectamente le echó una mano al Real Madrid ya que era su oponente en cuartos de final de la Eurocup.

Ahora.
Abram no montó ninguna aparentemente en Fontajau. Y sus números fueron bastante buenos: 15 puntos y 2,3 asistencias con porcentajes aceptables (50% en tiros de dos y 36% en triples). Lo mejor fue cuando le clavó 28 al Joventut, aunque el equipo perdió.  Zagreb y Girona fueron los inicios de una carrera europea muy larga y bastante centrada en Italia (también estuvo en Israel y Grecia). No volvería a la ACB ni tampoco logró su sueño de entrar en la NBA, aunque probó con los Raptors. Como nota de color, hasta estuvo en los Harlem Globertrotters.


Como siempre, agradezco mucho a los exjugadores que nos dedican unos minutos. Ahora es entrenador asistente en el Adrian College de su Michigan natal. Lleva allí cuatro años, un trabajo que encontró poco después de retirarse. "Aquí hablo de mis días en Europa todo el tiempo. Fue un gran momento en mi vida jugar en Girona y vivir tan cerca de Barcelona. Teníamos un buen equipo y me hubiese gustado jugar la temporada completa porque entonces sé que hubiera sido una gran temporada".

De su época en Girona hasta le queda un amigo: Deon Thomas, del que ya hablamos aquí no hace mucho y que también es entrenador universitario. "Todavía tengo mucho contacto con él. Fue muy divertido jugar a su lado. Era un gran jugador y un excelente compañero", recuerda. También tiene un apunte para la ahora sufrida afición de Girona: "Me encantaron los seguidores y me gustaría agradecerles el apoyo que tuvieron conmigo todo el tiempo".

jueves, 24 de enero de 2013

Óscar García: Ganas en la pista, sonrisa fuera


Con el Murcia, donde estuvo 4 años.
La carrera de Óscar García quizás no fue tan lustrosa como se podía prever en sus años de formación académica en Estados Unidos, cuando pasó tres años en el Notre Dame high school y otros cuatro en la Universidad de Fairfield, donde dispuso de muchos minutos. De hecho, cuando terminó allí no fue reclamado en España, sino en Grecia, en el Ionikos Nikeas (2003). Después, se hizo querer en varios clubs españoles, sobre todo en el Murcia, destacando por su compañerismo y su ética de trabajo, aunque no tuviese mucho protagonismo sobre la pista. Desde luego, no me extraña: me ha resultado un tío muy simpático por teléfono.

Lo primero que hay que imaginarse sobre Óscar, de 2,00, son las pachangas que de crío debía echarse con su hermano Mario, que anda en 2,10 y siempre se le ha reprochado cierta falta de 'sangre', aunque calidad --además de centímetros-- no le faltaba. Óscar desde luego que compensaba su falta de altura para jugar por dentro con mucha dureza, algo que no tiene inconveniente en reconocer. "La fama mía era de ser marullero, pero... ¡tenía que ganarme el pan como fuese!". Es la historia de tantos y tantos jugadores que compensan sus carencias físicas con otras cosas. Sobre todo, deseo.

Ahora, sonriente.
Tras Grecia, alternó la LEB (Aracena y Ourense) con un trabajo muy particular en el Tau: colaborar en los entrenamientos. No llegó a debutar en ACB hasta el 2006 con el Murcia. En sus cuatro años como 'pimentonero' tuvo un papel residual: seis minutos de promedio en 61 partidos. En la 2010-11 acabó en Lleida y empezó una nueva etapa en su vida lejos de las canchas.

La falta de protagonismo no amarga los recuerdos de nuestro hombre. "Tengo muchos amigos gracias al baloncesto, gente incluso de la etapa de Grecia con la que sigo hablando. He conocido muchos sitios", afirma. De vuelta a León, muestra una enorme ilusión con el trabajo que desarrolla actualmente, Transcom World Wide Spain, donde ha ascendido puestos últimamente en el departamento comercial y de gestión. En USA estudió comunicación y administración de empresas. "He tenido mucha suerte. Es un cambio  tremendo respecto a jugar, pero estoy encantado", añade. Parece estar en racha: pronto será padre por segunda vez, algo que también le hace muy feliz.

Os dejo un reportaje que le hicieron en La Crónica de León. Es del 2008 y expresaba su deseo de jugar algún día en su ciudad. No, no pudo ser. El tópico del 'no ser profeta en su tierra' volvió a cumplirse.

miércoles, 23 de enero de 2013

Anthony Teachey: Intimidador gafado (por Isaac Amezaga, firma invitada)



Defendiendo a Michael Jordan.
En Wake Forest lo apodaban "Good News" por el personaje del Sheriff de "The Dukes of Hazzard". No obstante, su rostro y su estancia en Bilbao para nada invitaban a buenas noticias. Posiblemente los y las más jóvenes no tengáis constancia de él y menos de su breve paso por el "botxo". Con todos vosotros, Anthony Wayne Teachey (Goldsboro, North Carolina, 27-03-1962)

Leonard Allen no era el pívot fuerte que Joxean Figueroa quería y cada vez que le desequilibraban dentro de la zona sufría dolores de parto. Por otra parte, Jon Arrinda estaba entusiasmado con él por lo buen chico que era. Había llegado eufórico a Bilbao, ciudad desacostumbrada a tener un habitante tan alto y de color. Leo decía que la gente le miraba y huía. ¡Se refería a las chicas!. Así que desde el club le sugirieron traerse a la novia. Hubo apuestas y se confirmó: era blanca.

Pese a este "ánimo" y aunque mejoró en sus prestaciones, Joxean no veía en él la consistencia necesaria para ascender. Por tanto, llamada a Miguel Ángel Paniagua (entonces no había ni tantos agentes ni tantos medios). El comportamiento de Leo fue estupendo pero se optó por cambiarlo por un hombre de otras características.

Jovencísimo.
Llegó a Wake Forest a inicios de lo 80, cuando la Atlantic Coast Conference hervía de talento, con los Tar Heels de Michael Jordan, Brad Daugherty y Sam Perkins y los Cavaliers de Ralph Sampson y Rick Carlisle entre otros. En los Demon Deacons sustituyó a Jim Johnstone, un 2,10 blanco y bigotudo que años después jugó en Italia y con Cajamadrid en Primera B.

Con bases como Delaney Rudd, Danny Young o, al final de su carrera, “Mugsy” Bogues, alcanzó cifras de 13 puntos y 10 rebotes por noche en su año senior. Números que le valieron para ser elegido con el número 40 de la segunda ronda del draft de 1984 (Olajuwon, Bowie, Jordan, Barkley y viejos conocidos como Devin Durrant, Tony Costner, Ben Coleman y Greg Wiltjer) por Dallas Mavericks, además de para ser miembro de la preselección del histórico equipo norteamericano que consiguiera la medalla de oro en Los Ángeles 1984.

Teachey era un pivot de músculo fino y atlético, técnicamente por pulir, tenía un tiro feísimo, muy plano y su trabajo en Wake Forest era defender y rebotear. Fue el clásico especialista en un buen equipo, un jugador del que se esperaba poco y a base de trabajo llegó relativamente lejos.

Su primera experiencia europea fue en las filas del Basket Livorno donde en la temporada 1984-1985 hizo 18 puntos y 10 rebotes de media en 33 encuentros. Una buena carta de presentación para lo que necesitaba el Caja.

Por esas cosas de la vida todo salió torcido. El día que pudo volar Teachey a Bilbao, Miguel Ángel Paniagua no estaba en Madrid y fue el manager general del conjunto bilbaíno, Jorge Linares, el que lo recibió en el aeropuerto de Barajas a primera hora de la mañana y lo reembarcó  hacia Bilbao donde tenían que hacerle el contrato, la revisión médica etc.

La verdad es que el chico impactaba. Su aspecto no era de "buenos amigos" y sacarle cuatro palabras era difícil. Si 'Figue' quería un intimidador lo tenía porque ¡daba miedo!.
Gary Plummer y Teachey en el Caja de Ronda (Gigantes)

No se sabe qué sucedió en su llegada a Bilbao. El contrato no se firmaba. Había entrenado sin firmarlo y su actitud no le había gustado nada a Joxean. Para colmo, al día siguiente no apareció en el entrenamiento matinal. Nadie sabía donde estaba y al club llegaron informaciones de los bares de copas de T. Aranzadi.

Había que tomar una decisión rápida y entenderse bien con él en inglés y de forma discreta. Sobre las seis o siete de la tarde Jorge Linares y su intérprete se reunieron, en gracia de Dios, con Anthony. Jorge no consiguió enterarse de qué le pasaba, qué pensaba o qué le había parecido mal. La verdad es que al poco tiempo de la conversación la decisión fue proponerle volver a su país a la espera de una nueva oportunidad. El aceptó y como el contrato seguía sin firmarse, la secretaria del club salió corriendo hacia la agencia de viajes en busca de los billetes para el día siguiente.

A primerísima hora Linares lo recogió con su coche le subió a Sondika y se despidieron. ¡Menudo alivio sintió cuando le vio embarcar!

Total, que Jon Arrinda encantado de que siguiese Leo y Joxean diciendo que había que seguir buscando.

Después de su paso por Livorno, su espantada de Bilbao, 4 partidos en Forli y una temporada completa de vuelta a Livorno, nuestro protagonista llegó en la temporada 87-88 al recién ascendido Caja de Ronda de Arturo Ortega para hacer pareja con Gary Plummer. Debutó en casa contra el Barça, anotó 20 puntos y jugó un gran partido, al igual que Plummer. A los pocos días descubrió la marcha de la Costa del Sol y arrastró a Plummer a una vida de juergas continuas. En Málaga fue una decepción tremenda, no fue ni de lejos el jugador dominante que esperaban. También dicen que era un tío simpático, de los que daban buen ambiente.

Sus números en el conjunto malacitano fueron de 15 puntos y 5 rebotes de media en 6 partidos. En una temporada en la que por Ciudad Jardín desfilaron 3 entrenadores (Arturo Ortega, José María Martín Urbano y Moka Slavnic) y 4 jugadores americanos (los mencionados Teachey y Plummer, más Phil Zevenbergen y Adrian Branch) se salvó la categoría en un play-off contra el TDK Manresa que se puso muy difícil (2-0 en contra) pero a la que el Caja de Ronda dio la vuelta en El Congost para acabar venciendo 3-2. Fue el primer Club en la historia de la ACB en ganar una eliminatoria de play-off con el factor cancha en contra y también el primero en remontar un 2-0 en un play-off.

Tras su periplo malagueño recaló en la liga francesa y más concretamente en el Lorient para después de pasar por los La Crosse Catbirds de la CBA, en la temporada 89-90 terminar su trayectoria como jugador, curiosamente al igual que lo  hiciera Leonard Allen años más tarde, en el  Independiente Neuquén de la Liga Nacional argentina.

Ahí le tenéis, enseñando baloncesto.
Recientemente ha sido nombrado director del Goldsboro Boys & Girls Club. Ayuda a un grupo de 14 a 18 jóvenes con sus deberes escolares  e impartiendo un programa para mantener el cuerpo en buenas condiciones

Mis más sinceros agradecimientos a todas las personas que han hecho posible este artículo y especialmente a Jorge Linares y a Meej. Sus experiencias y conocimientos han sido fundamentales para acercar a este gran desconocido a todas aquellas personas que se han tomado la molestia de leerlo.

Bibliografía: Deía, acb.com: La aventura americana y Tales from the Wake Forest Hardwood

martes, 22 de enero de 2013

Quino Salvo: Un 'toro', un gran personaje


Defendiendo con el Forum. (Foto: Gigantes del Basket).
Quino Salvo es, probablemente, uno de los grandes personajes del baloncesto español. Quien lo conoce bien habla de su humor incontenible, de su fuerte carácter, de lo cercano y lo iracundo que puede ser al mismo tiempo. Y que tiene un corazón enorme. No le conozco más que por teléfono de varias veces que hemos hablado, pero tiene toda la pinta de que es así.

Aparte de eso, Quino fue probablemente un adelantado a su tiempo como jugador. Solo hay que ver las fotos antiguas para confirmarlo. Medía 1,91 y jugaba de escolta-alero, pero lo que más llama la atención es su físico. Era un 'toro' en una época --finales de los 70 y principios de los 80-- en la que los jugadores exteriores solían ser más bien 'tirillas'. Pero él era veloz para su corpulencia, fieramente competitivo, y las enchufaba de fuera, además de gozar de buena visión de juego.

Esa conjunción de virtudes le dio para estar mucho tiempo en la élite, a caballo entre la antigua Liga Nacional y la ACB, aunque no para la selección absoluta, coto privado de gente como Epi, Margall o Sibilio. Sí estuvo en la junior, logrando el bronce en el Europeo del 76.

En Zaragoza, pre-ACB.
Empezó entonces una carrera en la que, asegura, fue "feliz en todos los sitios, menos en uno". No lo dirá, pero hay que descartar un sitio entre Zaragoza (1978-83), Lliria (83-84), Valladolid (84-89), Atlético de Madrid (89-90), Sevilla (90-92) y Askatuak (92-93). "Para mi peso era súper rápido", reconoce como clave.

Tiene razón al quejarse de que sus números globales en ACB (239 partidos y 9,8 puntos en 29 minutos) no le hacen del todo justicia. "Habría que sumar los datos de la Liga Nacional, ¿no? Y antes para que te añadiesen una asistencia se la tenías que dar al que anotaba debajo del aro", lamenta. Especialmente importante, creo yo, fue en el crecimiento de dos franquicias importantes como Forum y Caja San Fernando.

"Aquel era otro baloncesto. Gente de entonces no podría jugar ahora. Y seguramente al revés. Yo creo que ahora es todo más simple tácticamente, menos creativo. Muchos equipos lo único que hacen es 'pick and roll'. Hay mucha menos inteligencia en las pistas. Para ver algún partido realmente bueno, como el Barcelona-Madrid del otro día, es realmente complicado", apunta.

En el banquillo (Foto: FEB)
Justo después de retirarse pasó a ser entrenador profesional (ya llevaba años dirigiendo a niños), ascendiendo al Cantabria Lobos a la ACB. También ha dirigido a otros LEBs (Huelva, Menorca, Palencia, Los Barrios Vigo) y últimamente en EBA (Marín hasta el 2012). Esta temporada no tiene banquillo, centrándose en su otra actividad (la seguridad privada).

"El tema es estar bien donde estés, da un poco igual la categoría en la que andes. Hicimos buen baloncesto en EBA y promocionamos a algunos chavales que tienen futuro", apunta.

Todo un personaje.


lunes, 21 de enero de 2013

John Washington: Fijo en Primera B, breve en ACB... y asistente

Con el OAR 83-84, el número 9.
John Washington fue un americano fijo en España en los 80, pero mucho más identificado con la Primera B que con la ACB. De hecho, solamente disputó dos temporadas en la máxima categoría: la inaugural con el nuevo formato (83-84, con el OAR Ferrol, completa) y 7 partidos con el Tenerife en la 88-89. 9,5 puntos y 7,1 rebotes de media en total que seguro que subían bastante en un peldaño inferior, donde se hizo habitual en equipos de distinto pelaje (aspirantes como el Ourense y modestos como el Mataró).

La particularidad más grande con él --un espigado pívot de 2,07 más reboteador y defensor que anotador-- llega seguramente cuando se retiró: fue ayudante de entrenador en el Ourense, sobre todo en la época de Tim Shea y los llamados 'Jackson Five'. También estuvo con Ricardo Hevia en la efímera etapa del Salamanca en la ACB. Imagino que es un buen valor con los americanos tener a alguien en el cuerpo técnico de su misma nacionalidad. Estamos muy acostumbrados a que a menudo los segundos hagan de traductores. Cuestiones deportivas y extradeportivas, claro. 

Con la ayuda de Javier Figueiredo, un buen amigo de este blog, ha aparecido en Atlanta, ese clásico destino para exbaloncestistas jubilados. Figueiredo le conoce bien: fue delegado en aquel Ourense y le define como "un tipo entrañable". Hasta nos ha escrito unas líneas contándonos qué tal le va. "Echo mucho de menos a mi familia gallega. Tras Ourense y Salamanca volví a Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996. Después me contrató una agencia de seguros y luego llegué a la liga de desarrollo de la NBA como buscador de patrocinadores. Después volví al mundo de los seguros y a distintos negocios. De vez en cuando echo una mano para entrenar a grupos de jóvenes aquí. La economía está mal aquí también, pero vamos hacia adelante".


Figueiredo también se arranca a escribir algo sobre él. "Pasé muy buenos momentos al lado de John Washington cuando rondaba los 20 años, en el inicio de la década de los ’90. Pero antes, en la temporada 1986-1987, la primera del club gallego en aquella añorada Primera B que tan buenos recuerdos nos dejó, ya lo había visto jugar en nuestra ciudad formando una fantástica pareja con Ricky Gallon, que no pudo terminar la temporada debido a una hepatitis y que en un partido fue sustituido por Chuck Aleksinas, que para la ocasión nos había cedido el OAR Ferrol, y al que posteriormente reemplazaría Patrick Wells. La verdad es que aquella temporada tuvimos mucha suerte con la pareja de extranjeros, pues aunque con algunos altibajos, Washington ofreció un rendimiento muy bueno, rondando casi siempre los 20 puntos y realizando en muchas ocasiones figuras dobles con 10 o más rebotes.

A la izquierda, de pie, podéis ver a Figueiredo y a Washington.
En la siguiente temporada pudimos verlo de nuevo en Ourense en su visita con el APD Mataró. Tan contento quedó de Galicia y de su anterior estancia en Ferrol que en la 1991-1992, no sé muy bien como ni por qué, apareció de nuevo en mi ciudad para ejercer de segundo entrenador de un equipo júnior que se había formado con mucha ambición, con todos los jugadores becados, que como preveíamos ya de aquella terminó por ser un rotundo fracaso a pesar de la calidad que tenían quienes lo formaban. Aunque alguno de ellos llegó a la ACB, ninguno hizo carrera en la liga.

En ese verano de 1992 también compartí con John Washington diez días fantásticos en un campus de baloncesto en A Rúa (Ourense), en el que recuerdo que me trataba como si fuera su hijo. John era, y es, un auténtico pedazo de pan, un tipo absolutamente entrañable con el que es imposible discutir y al que resulta muy complicado verle enfadado. Hace muchos años que no lo veo, pero gracias al facebook, como ya os ha contado Javier Ortiz, he podido localizarlo. Reconozco que llevaba casi 20 años sin saber de él y me tranquiliza saber que sigue por ahí, viviendo la vida como a él le gusta, con tranquilidad y siempre de buen humor.

Hoy en día.
Volvamos a su etapa como segundo entrenador junto a Tim Shea en la temporada 1992-1993 en Coren Ourense y en la última parte de la 1991-1992. Aunque yo tenía ficha de delegado, realmente no viajaba con el equipo y solo estaba en los partidos como local, además de asistir a algunos entrenamientos y permanecer en la estructura del club. Si bien Tim entendía perfectamente a los extranjeros que tuvimos en aquella temporada (recordad, nada menos que Andre Turner, Chandler Thompson y Clarence Kea), John aportaba la cordura que en muchas ocasiones era más que necesaria cuando los resultados no acompañaban. Y al margen de lo que sabía de baloncesto, también era un magnífico psicólogo que tuvo su influencia para que el Coren Ourense lograra la que, hasta ese momento, era la mejor clasificación de su historia, con una octava plaza y la clasificación para los play-off por el título, siendo eliminados en la segunda eliminatoria por el Barcelona tras haber superado en la primera al Unicaja".

domingo, 20 de enero de 2013

Pedro Marín: Pívot-empresario de éxito

En acción. Foto muy antigua.
Cerramos la mini serie. Según los datos oficiales, Pedro Marín  solamente jugó también un partido en la ACB, como nuestros dos anteriores protagonistas. Cuatro minutos. Y además es remontarse mucho: la temporada 83-84 en la que su equipo, el Caja de Ronda, formó parte de los 16 escogidos que fundaron la competición tal y como la conocemos actualmente, con la gestión por parte de los clubs en lugar de la Federación Española y la creación de los 'playoffs' por el título.

Marín no tuvo una carrera especialmente llamativa en el basket después de esa temporada. Siguió en el equipo junior de los malagueños y después permaneció jugando en equipos del sur como el Huelva. No volvería a pisar la ACB. Pero este hecho no importa a la hora de que sus recuerdos no sean buenos y duraderos. Las pasadas navidades imagino que disfrutó mucho disputando el partido benéfico entre las viejas glorias del Caja de Ronda y las del Mayoral Maristas. Hay cosas que nunca se olvidan, por mucho tiempo que pase, que dirían Los Nikis.

Reciente viaje a NYC.
"Fue una época preciosa", comenta. "Eran los primeros años de la ACB y lo recuerdo con nostalgia", agrega. "El partido que jugamos los de la época hace poco fue bastante emocinante. Es bonito hacerlo después de tantos años, Te alegras de haber hecho amigos, que creo que es lo más importante de mi paso por ese mundo. Compartíamos la pasión por el deporte".

Actualmente es empresario. "Por suerte me ha ido bastante bien. En parte le debo al baloncesto que hoy soy, pues me formó como persona antes que como jugador, y gracias a esa formación y, por qué no decirlo, los contactos que hice en esa época, llevo tantos años teniendo éxito en mis negocios", agrega.

La historia de Pedro Martín nos debe provocar una reflexión: ¿cuánto extrabaloncestístico ha surgido de lo baloncestístico? ¿Cuántas amistades, matrimonios, negocios... se han producido gracias a lo relacionado con la cancha?


sábado, 19 de enero de 2013

Jaime Diéguez: Otro "partido único" inolvidable


La imagen es del 2007, antes de debutar en ACB (Solobasket).
Por si no lo conocíais, os presento a Jaime Diéguez. Como nuestro protagonista de ayer, solamente jugó un partido en la ACB, el último de la temporada 2007-08. Con el tiempo sería el último también de la historia del Baloncesto León, un clásico, en la máxima categoría. Aquel año descendieron y el baloncesto de esa hermosa ciudad tendrá que esperar (y bastante) para regresar a la gran élite.

Como he hecho en otras ocasiones, os dejo con él directamente. Escribe bien el chico.

"Los recuerdos de mi etapa ACB son muy gratos, lo viví en una ciudad pequeña pero que estaba volcada con el equipo, tuve la oportunidad de entrenar diariamente con jugadores de la talla de Tuky Bulfoni, Carles Marco, Rick Hughes...".

"Yo había pasado en apenas tres, cuatro meses de jugar un campeonato de España con mi equipo de colegio a hacer la pretemporada con un ACB, de preparar partidos contra equipos como el Madrid, el Barcelona de Basile (Navarro ese año era NBA), el Joventut de Ricky y Rudy... Todo pasó muy deprisa, aprendí mucho a nivel deportivo con Aranzana y mis compañeros de posición, Carles Marco y Juanjo Bernabé (sistemas, lecturas de bloqueos, ritmo de juego...) y a nivel personal también. Era un grupo de gente muy unido, en el que siempre me trataron genial. Por ejemplo Urko Otegui mas de una vez se ofreció a pasarme a buscar con el coche para ir a entrenar... En definitiva detalles que le hacen a uno el paso tan grande mucho mas sencillo".

Con el Ávila en LEB Plata (Solobasket).
"Debuté contra Estudiantes, en un partido en el que ellos se estaban jugando el descenso, en casa, y recuerdo que fueron a verme mis padres, mis amigos ... fue algo inimaginable y que por supuesto jamás voy a olvidar, algo que llevas dentro y de lo que te sientes muy orgulloso, y ya no solo por lo deportivo si no por lo humano, por el hecho de seguir manteniendo el contacto con compañeros de equipo, juntarse, recordar viejos tiempos...".

"Con respecto a la actualidad, tras jugar el último año en LEB Plata en Ávila decidí, a pesar de tener alguna oferta para continuar en esa misma liga dejarlo para continuar estudiando Derecho, la situación económica, el hecho de que cada vez resultara mas difícil compaginar estudios y entrenamientos hizo que me decantara por lo primero".

"Mi día a día se basa en acudir a clases, en la Universidad de León, juego al baloncesto únicamente con la idea de divertirme, con mis amigos de siempre y estoy aprendiendo a jugar a otros deportes como el padel (que me tiene bastante enganchado por cierto), además suelo viajar con mucha frecuancia a Alemania a visitar a mi novia (es también de León, acabó una ingeniería y está trabajando en unos proyectos del nuevo Ford Focus). En ningún momento me he arrepentido de dejar de jugar y guardo esa etapa con un cariño enorme".

viernes, 18 de enero de 2013

Marcos Martín: 40 segundos de 'playoff'



Equipo junior del Murcia 91-92. Martín es el primer
jugador de arriba empezando por la derecha.
Inicio una pequeña serie de tres capítulos con un tema común: jugadores que solamente han disputado un partido en la ACB. El primero de ellos es  Marcos Martín. Fueron 40 segundos en un choque de 'playoff' ante el León que su equipo, el Murcia, perdía claramente. Felipe Coello ("uno de mis padres deportivos", apunta) tomó la decisión de dar cancha  a este alero de 1,97 y cumplir así un sueño.

Hay quien se pregunta si eso tiene realmente alguna utilidad, si posee valor de "premio" para el joven de turno lo que únicamente es algo poco trascendente en un encuentro que vas a ganar o vas a perder seguro. Yo creo que eso siempre tiene que hacer ilusión, y más si, con el tiempo, ha sido la única vez en tu vida que te has podido asomar a la Liga ACB de esa manera.

Martín siempre recordará el momento, claro. Y también saldrá para siempre en las guías de la liga, en esas últimas páginas en las que sacan, en letra pequeñita, los nombres de todos los que han debutado en ella, que está en casi 2.500 jugadores. 2.500 tíos en el mundo y uno de ellos eres tú. Debe ser curioso.

En la actualidad.
"Fue una experiencia inolvidable", relata, de hecho. "Hice la pretemporada con el equipo de Juver Murcia donde jugaban Clarence Kea, Ralph Mcpherson, Nacho Suarez, Julio Torres, Eduardo Clavero, Paco Martín... todos ellos grandísimos jugadores y personas excelentes", agrega. Aquella campaña 91-92 la empezó dirigiendo una leyenda como Clifford Luyk ("otra bellísima persona"), aunque la terminó Coello, que acabaría metiendo al equipo en unos 'playoffs' en los que cayó en primera ronda.

"Estuve toda la temporada combinando entrenamientos con el primer equipo y los juniors... Era espectacular entrenar con ellos y compartir un vestuario en partidos oficiales", apunta Martín, que hasta destaca el hecho de que le satisfacía "hacer el calentamiento contra el Real Madrid, Joventut, Estudiantes". Así no debe parecer nada raro que los veteranos busquen a los jovencitos para que metan una canasta en los llamados 'minutos de la basura', esa expresión tan horrible, por cierto.

Ahora mismo, nuestro protagonista es profesor de Educación Física en un colegio de Murcia y sigue muy vinculado al basket, ya que entrena al CEDA Archena de categoría nacional, un equipo por el que también pasó. ¿Cómo se define como jugador? "No tenía grandes dotes físicas. Sacaba partido de la lectura del juego y de un tiro exterior lento pero bastante efectivo. Buen defensor y muy muy guerrero".

jueves, 17 de enero de 2013

Nate Huffman: El frágil dominador del tatuaje


Fuenlabrada, 98-99. Ojo
con el tatuaje (Gigantes).
Nate Huffman ejemplifica bien el tipo de jugador que protagoniza un reinado contundente y al mismo tiempo breve. Sus rodillas le retiraron con apenas 28 años después de un tiempo corto (menos de un lustro) en el que se mostró como un jugador dominador, primero en España y luego a nivel europeo.

Huffman medía 2,15, era blanco, pelirrojo y aparentemente desgarbado. A simple vista, el típico pívot torpón que está ahí solamente por su altura. Pero no fue así, al menos durante ese corto periodo de tiempo en el que se convirtió en un referente. Después de una carrera universitaria de grandes números pero poca relevancia (ni Lansing Comunity College ni Central Michigan son equipos de prestigio), apareció en la CBA y tampoco sus 13,8 puntos y 7,6 rebotes fueron un aval para llamar la atención de la NBA, su gran sueño. No en vano, tenía (y tiene, creo) tatuado el logotipo de la liga en uno de sus hombros.

El salto a Europa sí le daría una relevancia por entonces inesperada. Fue uno de esos descubrimientos increíbles que hace de vez en cuando el Fuenlabrada, un club con especial ojo para este tipo de perlas, antes y ahora. Era la temporada 98-99 y, aunque sus estadísticas tampoco fueron muy de relumbrón (12,6 puntos y 8,6 rebotes), sí resultó serlo su juego. Absolutamente arrollador, con una fiereza enorme y una gran facilidad para convertir en mate cualquier balón que le llegase en la zona. El 58% en tiros de dos puntos lo atestigua. Y, en defensa, una intimidación tremenda y 2,2 tapones.

Maccabi, machacando.

Uno de las 'powerhouses' europeas, el Maccabi, le fichó de inmediato multiplicándole el salario. Y en Tel Aviv estuvo tres años a lo suyo, machacando aros y rivales mejorando incluso lo que había hecho en el Pabellón Fernando Martín. En la 2000-01 hasta ganó la Suproliga, la versión FIBA de la Copa de Europa en aquella campaña de la escisión en la que hubo dos campeones.

Ahora.
Llegó el 2002 y el tatuaje se hizo realidad, aunque de forma cruel. Los Toronto Raptors, que son una especie de Fuenlabrada pero al revés (casi todos los inventos les salen mal), le firmaron un contratazo largo y jugoso... pero solamente pudo jugar siete partidos. Las rodillas empezaron a dar problemas y más problemas y tras las frustradas recuperaciones, el vínculo quedó cortado. Ruinoso negocio para los canadienses, claro.

Un par de años después, Huffman intentó volver a la pistas, pero no pasó la prueba con el Scavolini. Su carrera estaba absolutamente acabada. En los mensajes que he intercambiado con él vía Facebook ha sido bastante lacónico. Miento, solamente me ha mandado uno: "balancesto Fuenlabrata, are they still in the top division? Thinking about coaching".

En Linkedin aparece un perfil suyo en el que dice que ha trabajado de más cosas, sobre todo en el mundo de la salud. Y, ejem, no se puede decir que haya estado cuatro años en la NBA como pone ahí, aunque supongo que el tatuaje seguirá ahí.

miércoles, 16 de enero de 2013

Jordi Jiménez: Orgullo del 80 y una mañana gloriosa


Defendido por Andre Turner en el partido de su vida (Foto: El Periódico de Catalunya)

Jordi Jiménez contiene una de esas historias aparentemente pequeñas que luego se van convirtiendo en más y más grandes a medida que uno rasca en ellas. Solamente jugó cuatro partidos ACB, un total de 65 minutos. Pero en uno de ellos fue clave para la victoria del equipo de su vida, el Joventut, en cuya cantera se crió. Ocurrió un 9 de abril del 2000 en la visita del Caja San Fernando. Aquel día, Jordi se clavó 35 minutos en pista sustituyendo al gran Rafa Jofresa. Y consiguió 10 puntos y 16 de valoración. El recorte que adjunto de Gigantes del Basket, que le señala como el mejor del choque, explica lo que ocurrió. Es curioso que Jordi no volvería a pisar una pista ACB en su vida.

A Jordi le cabe el honor de ser y de haber participado de cerca en la mejor generación española, la de jugadores nacidos en los 80. Fue compañero en las categorías inferiores de la Penya de gente como Raúl López, Albert Oliver --ambos jugaban en su mismo puesto-- Alex Mumbrú y Sergi Vidal, entre otros que también han logrado ser importantes en la ACB. "Hubo más que no son tan conocidos, pero que también fueron grandes compañeros", recuerda. Enfrente, en los campeonatos de Cataluña y de España, se enfrentó a Navarro, Pau Gasol, Carlos Cabezas... "Unas épocas geniales", destaca.

Ahora.
Aún recuerda vivamente cómo debutó ante el Pamesa en aquella temporada 99-2000, cuando fue reclamado desde el vinculado Sant Josep. "Mi mejor recuerdo de esta época fue el compartir vestuario con Rafa Jofresa, Ferran Martinez, Raúl Lopez, Alex Mumbrú, Quique Andreu...y poder tener aquellos minutos de gloria en el partido contra el Caja San Fernando. La verdad es que fue muy gratificante".

Tras dejar Badalona, pasó por varios clubs de LEB (Gandía, Santa Coloma y Aracena), pero llegó el momento en el que tuvo que dejar el nivel profesional porque le salió una oferta laboral en una entidad financiera. "Decidí seguridad a pasión". A partir de entonces, no dejó el baloncesto, matando el gusanillo en la EBA con Mataró y Granollers hasta que sus rodillas --con tres operaciones-- dijeron 'basta'. "Continúo con mis quehaceres diarios en Mataró con mi familia (mujer y dos hijas) y trabajando en Barcelona en una entidad financiera", apostilla.

Siempre le quedará aquella mañana en el Palau Olímpic de Badalona, ¿no?

martes, 15 de enero de 2013

Tim Breaux: Un recambio preciso (incluye anillo)

Defendiendo a Andre Turner con el Cáceres (Foto: El Periódico Extremadura)
Lanzando a canasta con los Rockets.
Hace nada hablamos aquí de Conner Henry, cuyo único lunar en Valencia fueron las lesiones. Una de las veces, en la 93-94, fue sustituido por un jugador espectacular, atlético, agresivo, que podía jugar indistintamente como '2' y como '3'. Seguramente no era tan buen tirador como Henry, pero sí más versátil. Se llamaba Tim Breaux y dejó buen sabor de boca en el Pamesa aquel tiempo.

El acierto del fichaje se confirmó poco tiempo después, cuando consiguió un puesto en la plantilla de los Houston Rockets y se proclamó campeón de la NBA en 1995. Desde luego, no tuvo un papel decisivo en aquel equipo que, al menos a mí particularmente, tanto aburrió, pero que al menos conservaba el encanto de Hakeem Olajuwon. Breaux promedió unos 9 minutos por partido en los dos años que permaneció en los Rockets, con un total 96 partidos.

También jugó otros 6 en Milwaukee en la 96-97, pero desde luego aquel no era su sitio. Tras un leve paso por la CBA con los Idaho Stampede (siempre me ha molado este nombre), llegó su segunda aventura ACB como recambio de lujo: el Cáceres estaba por entonces en la zona baja de la clasificación y Manel Comas varió la estructura del equipo, sustituyendo a Teoman Alibegovic --qué decepción aquí, por cierto-- por un Breaux que llegaba más bien para 'meterle presión' al entonces mejor '3' de la liga, José Antonio Paraíso.

Ahora.
Tampoco lo hizo mal y el equipo salvó la categoría, completando así una trayectoria global de 29 partidos en la ACB con 12,2 puntos. Me hubiese gustado verle en algún 'grande' en otras circunstancias. Seguro que lo hubiera hecho bien, pero esto es solo aventurarse.

Su carrera continuó en Italia, Turquía y Alemania mirando de reojo un posible regreso a la NBA, pero no pudo ser. Colgó las botas en el 2004 en la CBA con los Yakima Sun Kings.

Bastante lacónico, y sin declaraciones de cara a la galería, me cuenta que ahora trabaja para un banco en la ciudad donde una vez se puso un anillo que todos desean: Houston. "Recuerdo mucho de mi época en España, pero lo mejor es jugar en la NBA y conseguir la posibilidad de enfrentarte a los mejores jugadores".