¡Estoy solo!, parece decir. |
Seara, orensano e internacional en categorías inferiores, había jugado anteriormente siete años en el Forum Valladolid (77-83) donde destacó por su capacidad de trabajo, teniendo también un poco más de libertad en ataque. Eso en el Barça fue muy complicado teniendo en cuenta que en las alas estaban Epi y Chicho Sibilio y bajo los aros los dos americanos de turno. Pocos balones te quedan en ese escenario, supongo, aunque tú seas el que los distribuye.
Tenía un físico peculiar, aunque para entonces no tanto. Ahora resulta raro ver a un jugador con bigote, pero en los 80 era habitual, incluso en su propio equipo (Manolo Flores, Luis Miguel Santillana...). Tampoco se correspondía con el prototipo de base de la época, enjuto y rápido. No. Seara era bajito (1,78), pero fuerte de piernas. Su tiro exterior era francamente mejorable y apenas lanzaba de tres. El tiempo no le deja bien por un detalle: cuando su puesto fue ocupado por Quim Costa, el Barcelona sí consiguió subir ese escalón que le faltaba, aunque tampoco creo que él tenga culpa de nada. Al menos puede presumir algo de palmarés con dos Recopas (85 y 86) y aquel engendro llamado Mundial de Clubs (85).
Imagen reciente. |
Después de su experiencia como azulgrana, regresó a Pucela otro par de años, del 86 al 88, y no se bajó de la ACB del 88 al 90, en Tenerife. En total, 210 partidos en la máxima categoría (sin contar los jugados del 77 al 83 en el Forum) y 7,1 puntos en 21 minutos por choque.
Una de las curiosidades alrededor suyo es que, como ocurre en otros ámbitos como la política (ejemplo claro, Rodríguez Zapatero), es más conocido por el segundo apellido que por el primero, que es Fernández. Suele ocurrir cuando ese primero es muy común.
Actualmente vive en Valladolid, donde, al menos en el 2009, es director médico en Damaska.
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