El mate como seña de identidad. |
Carlos Herreras, Koldo Mauraza, Javi Gorroño, Manel Bosch, J.J. Davalillo, Mikel Rojo, Iñigo Laría, José Ángel Martín de Francisco, Mikel Cuadra, Josean Betolaza, Román Carbajo y Liru Valiño. Una mezcla de veteranía y juventud a la que le faltaba la incorporación de un jugador americano determinante, para una Primera división que estrenó ese mismo año la figura de un único jugador extranjero por equipo.
Miguel Ángel Paniagua tenía un encargo claro: “necesitamos un jugador grande que rebotee, tapone y anote cerca del aro”. Ese era Leonard Allen (Port Arthur, Texas, 1962)
Ese verano, en San Diego State concluía de forma destacada su ciclo universitario un jugador con un gran físico, sobre 2,07m, muy atlético, espectacular, taponador, técnicamente correcto y que jugaba muy cerca de la canasta.
A las órdenes de Smokey Gaines, compartió carrera universitaria con jugadores tan importantes como Michael Cage y curiosamente con un Steve de apellido Kopicki. Sí, el hermano de Joe.
Su último año con los Aztecs llamó la atención de más de una franquicia NBA. Will Robinson, de los Detroit Pistons, vio a Allen anotar 29 puntos y hacer tres jugadas defensivas claves, en la recta final de la victoria, 77-71, de San Diego State en Brigham Young ante 18.743 espectadores. “Estamos buscando un hombre grande en el draft de este año", dijo Robinson, "y él es uno de los 20 centers más poderosos del país. Corre bien, tiene brazos largos, juega con entusiasmo y tiene una buena altura".
El mítico entrenador de UNLV (Universidad de Nevada Las Vegas) Jerry Tarkanian dijo de Leonard: "Allen será probablemente el mejor taponador que hemos visto este último año. Me impresionó cuando jugaron contra nosotros".
Recién llegado a Bilbao. |
Finalmente, el tejano fue elegido en el número 3 de la tercera ronda (entonces había siete) del draft de 1985 por Dallas Mavericks. El número 1 fue Pat Ewing y Fernando Martín fue elegido por New Jersey Nets en el número 14 de la segunda ronda. Viejos conocidos ACB como Anicet Lavodrama, Eugene McDowell, Andre Goode y Ken Perry entraron en el bombo en la misma ronda que nuestro protagonista.
Tras probar con Mavs y otras franquicias NBA en las ligas de verano, era hora de hacer las maletas… rumbo a Bilbao.
La ACB, y por descontado la 1ª B, estaban por detrás de Italia, pero emergiendo. La contratación de extranjeros era un campo en el que había que ser el más listo y saber lo que querías conseguir. La mayor parte de jugadores americanos se fichaban por video, no había tanta información del otro lado del charco y cuando se recibía era con cuentagotas.
Así, el jugador poderoso, intimidador, reboteador y llamado a marcar diferencias que se esperaba en Bilbao, resultó ser un chico extraordinario, sonriente, con un físico atlético, pero carente de peso, no demasiado buenas manos y que no entendía absolutamente nada. Era el riesgo de apostar por un americano con buena carta de presentación universitaria pero sin ningún tipo de experiencia en Europa.
A pesar de que sus números no fueron malos, sus tapones y mates no resultaron suficientes para un equipo que tenía entre ceja y ceja la ACB. Hacía sus números noche tras noche, pero carecía de la intensidad necesaria para jugar en una liga importante. Sería sustituido en la parte decisiva de la temporada.
No obstante, la calidad humana del joven Leonard estaba fuera de toda duda. Aún recuerdo su rueda de prensa de despedida en la que entre lágrimas repetía su deseo de quedarse en Bilbao. Un ejemplo de profesionalidad hasta el último momento, pero que no era el tipo de jugador que las aspiraciones del equipo demandaban.
Casualidades de la vida, alcanzó la meta de la ACB antes que sus compañeros. Tras ser cortado en Bilbao llegó al Licor 43 para sustituir a Carlos Yates (años después malogrado en un tiroteo) y hacer de pareja norteamericana con un alero blanco de nombre Tim Dillon. Su nuevo equipo, con jugadores ilustres como Joaquín Costa y Miguel Angel Pou, entre otros, descendió de categoría en una dramática eliminatoria contra el Magia de Huesca, donde jugaban Wallace Bryant, que jugó un par de meses más o menos a un nivel increíble y el ex-estudiantil Larry Gibson.
Tuvo una trayectoria posterior a la ACB. Tras 12 partidos en Santa Coloma (15,8 puntos y 6,9 rebotes) y un periplo por Francia y ligas comerciales americanas, se convirtió en unos de los fijos de la 1ªB. Después de jugar en Guadalajara, llegó a Gijón a finales de los 80 donde a mitad de temporada fue sustituido por Jimmy Wright dado su irregular rendimiento. Pero Jimmy, viejo conocido en Lugo, Huesca y Girona, llegó fuera de forma, siendo cortado y recurriendo de nuevo a Leonard que mejoró su rendimiento de principios de temporada, pero cerrando una temporada más que discreta. Terminó sus años como jugador en 1993 entre la CBA y en el Independiente Neuquén de la Liga Nacional argentina, cerrando una carrera correcta pero que dejaba atrás un halo de que pudo haber sido más importante de lo que realmente fue.
Leonard Allen hijo. |
En la actualidad, Leonard Allen Jr. ha recogido su testigo. El hijo de Leo es un espigado joven de características físicas similares a su padre, aunque algo más alto (2,10), que juega en la Round Rock High School de Texas. Debe apuntar maneras ya que la ESPN lo ha clasificado en el puesto 42 del ranking de pívots 2013 y debe contar con ofertas de universidades como Memphis y San Diego State donde se consagró nuestro protagonista.
Mis más sinceros agradecimientos a Alberto García y a Aintzane Armentia. Su colaboración ha resultado imprescindible para poder elaborar este artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario