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En la temporada de su segundo título ACB (2005-06). |
Hay una figura no lo suficientemente valorada en el baloncesto de hoy: el segundo base. Quizás lo sea porque en la mayoría de los equipos eso ya no existe como tal y los dos directores de juego (e incluso tres) se reparten casi equitativamente los minutos. Antes no era así. Había un titular y un suplente. Pero la suerte de muchos partidos dependía de la inspiración del reserva.
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Asistente de Curro Segura en el Obradoiro. |
Chus Lázaro fue, durante la mayor parte de su carrera ACB, el excelente prototipo del segundo base. Por delante tuvo casi siempre a uno que era manifiestamente mejor que él, como en su club de formación, el Unicaja, donde compartió puesto con Nacho Rodríguez. Después, voló a Manresa y se convirtió en el perfecto complemento del hombre que mecía la mano de aquel increíble TDK, Joan Creus. Vistiendo de rojo consiguió una Liga ACB (inolvidable 97-98) y una Copa del Rey (95-96).
Un dato ilustra lo fiable que era: volvió a Manresa y también a Málaga, donde contribuyó, ya como tercer base, a la única liga del Unicaja (2005-06).
Lázaro, cordobés (como los hermanos Reyes), siempre hizo su trabajo, mirando al aro con desacaro cuando había que hacerlo y escogiendo la prudencia y un ritmo lento cuando fue necesario. Solamente se explica así una carrera tan larga como profesional cuando el papel no ha sido el de figura.
Tras su retirada se ha sentado en los banquillos con variadas experiencias también como asistente: Clínicas Rincón, Obradoiro y Murcia.
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